Descripción
Los hombres de este siglo XXIX viven en medio de una hechicería continua, sin parecer darse cuenta de ello; abrumados de maravillas, permanecen fríos e indiferentes ante las que el progreso les aporta cada día; todo les parece natural; si la comparasen con el pasado, apreciarían mejor nuestra civilización y se darían cuenta del camino recorrido. ¡Cuánto más admirables les parecerían nuestras ciudades modernas, con calles de cien metros de anchas, con casas de trescientos metros de altura, con la temperatura siempre igual y surcado el cielo por millares de aerocoches y aerómnibus!